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Quisiera decir que lo que estoy a
punto de contar es una divagación más de mi mente inquieta o un cuento que
algún conocido me compartió sin saber si fue parte de su realidad o de su
imaginación. Tristemente no es así. Y si, me sucedió a mí.
Todo comenzó hace unos años
cuando decidí mudarme con Jennifer. Nos
habíamos comprometido y tomamos en arriendo una vivienda en el barrio más al
sur de la ciudad, más cerca de la playa.
Un lugar que ella se encontró por internet, con amplios espacios y un
hermoso jardín, y lo mejor, se nos acomodaba por la cercanía a nuestros
trabajos, aunque el mío fuera mas virtual, como se sabe, por cuestión de la
pandemia.
Sentía que la vida no me podía sonreír
más. Tenía un trabajo relativamente
estable y muy lucrativo, una hermosa mujer y un hogar por el que sabía se estaba
edificando paulatinamente. No había
hijos, aunque entre nuestros planes estuvieran solo hasta después de enrutarnos en viajes al exterior. Mientras tanto, éramos ella y yo en nuestro
espacio y felicidad absoluta. No
necesitaba más.
Unos meses pasaron cuando se
presentó, diría yo, el primer evento.
Richard, nuestro vecino más cercano había traído un vino Cabernet del 95
y lo bebíamos con su mujer mientras jugábamos a las cartas. Habían traído también a su hija de 5 años a quien
dejamos en el segundo piso para que se entretuviera con nuestras cosas. En un instante de la noche, la pequeña bajó
sonriente hasta nuestra mesa de juego, tomó un puñado de cartas y las lanzó directamente
a mi cara aludiendo que el niño de arriba le había dicho que no jugaran
conmigo. Gran fue la sorpresa de todos
que quedamos inmóviles. Richard
reprendió a la menor y le pidió que se disculpara conmigo y que además, arriba
no había ningún niño más que ella. Nuestra
noche terminó ahí. Richard y su familia
se despidieron de nosotros con mucha vergüenza ya que la niña se negó a pedir
disculpas y más luego aun de que Jennifer y Richard habían subido al segundo
piso con ella para confirmarle que efectivamente ella era la única infante de
la casa.
No les volvimos a ver por un
tiempo, sobretodo porque nosotros normalmente permanecíamos con poco contacto
social. Durante esos tiempos de relativo
encierro, mis días se volvieron rutinarios y mis noches un tanto turbadas. Recuerdo que muchos de mis sueños comenzaron
a llenarse de destellos cósmicos donde me divisaba traspasando el caos
universal, navegando por sistemas planetarios diversos, algunos fríos y otros
inmensamente calurosos. Algunas veces
soñaba con seres extraterrestres babosos, inmensos y horriblemente deformes,
otras veces me veía conversando con seres astrales, casi invisibles, y de
cuando en cuando, sin sentir el mayor estrés, simplemente me veía divagando
perdido en planetas completamente desérticos.
También un par de veces soñé con la niña de Richard. Un día, mientras hacía los platos en la
cocina, su pícara sonrisa pasó por mi espalda y subió por las escaleras. Seguí su voz hasta mi habitación y allí la vi
jugando a las cartas con Jennifer, como decirlo, de manera algo incómoda,
tensas. Ambas parecían ignorar mi
presencia mientras yo lentamente comenzaba a manifestar una extraña fuerza que
me impedía mover y articular palabra. La
niña entonces se acercó a mi y me contó algún secretillo al oído que realmente
no entendí. Lo cierto es que desperté agitado
en la madrugada totalmente empapado y tremendamente asustado.
Las cosas no empezaron a ir muy
bien conmigo desde aquellos días.
Comencé a sentirme cansado y con el pecho pesado, además de un fuerte
zumbido que me inició repentinamente en el oído izquierdo. Mi sueño fue de mal en peor, no sólo por el
zumbido que me impedía dormir profundo como si mi cerebro estuviera
reproduciendo gritos constantemente, sino también por la sensación de ahogo que
me abrumaba en el pecho y la garganta. Jennifer
una noche me llevó de urgencias al hospital al verme sofocado y buscando
desesperadamente aire mientras dormía.
Pobre ella. Los doctores condujeron
cantidad de exámenes arrojando resultados sin ninguna alteración. Dijeron que mi salud estaba al 100% y que
visitara a mi doctor de cabecera para que me tomara exámenes más específicos,
si me seguía sintiendo mal.
Manteniendo lejos pensamientos de
homogeneidad con El Horla de Maupassant o El Almohadón de Plumas de Quiroga o inclusive
del inmenso mundo Lovecraftiano, procuré llevar con calma la situación y
realizar los exámenes que fuesen necesarios.
Los días pasaron con relativa tranquilidad continuando con mi trabajo
virtual. Un conocido nos sugirió
contactar a una “angelologa”, una experta en ángeles, para que buscara algún
tipo de mal espiritual que me estuviera acechando, tal vez por cuestiones de mi
pasado, alguna chica molesta conmigo o alguien de mi presente que envidiara mi
trabajo y mi tranquilidad y que haya tenido deseos de tomar una represalia tipo
vudú o de magias ocultas. Y así lo
hicimos. La contactamos y realizamos
varias sesiones de limpieza energética y espiritual. Recuerdo que entre las conclusiones de
aquellas sesiones resaltamos tres puntos: 1.
Preguntó sobre la situación con la mujer de mi hermano, sin que
conociera absolutamente nada sobre mi vida y sobretodo sobre los choques que yo
había tenido con esa persona. 2. Vio a
una mujer manipulando energías sobre mí, energías que aparentemente se habían repelido
sin haberme tocado, así que no había lío y no debía preocuparme. Y 3. Manifestó
haber visto a mi costado derecho un ser un poco más alto que yo, con barba, muy
parecido a mí, que siempre estaba conmigo protegiéndome de estas fuerzas
ocultas. La verdad, me sentí un poco
escéptico con estas confesiones y algunas otras que me sonaron algo absurdas. Así que no continuamos con estas terapias.
Una mañana, cuando tomaba el té y
fumaba un Vaper de Strawberry en el jardín y hablábamos con Jennifer acerca nuestras
películas de terror favoritas, particularmente la protagonizada por Margot
Kidder del 79, de repente salió a flote la historia de su tío, el exorcista. Mientras hablábamos del tema, o más bien, mientras
escuchaba a Jennifer hablar sobre su tío, noté cómo una abuela en pijama blanca
y cabello corto y canoso cruzaba la calle.
Recuerdo que Jennifer no paraba de hablar de los demonios que su tío
había sacado del cuerpo de docenas de personas y que esos mismos seres malignos
ya reconocían a su tío como una amenaza.
En una oportunidad, un demonio juró vengarse de él y al cabo de unos
meses tuvieron que exorcizar a la madre de Jennifer. De el mismo demonio, evidentemente. Pero por un instante, la anciana llamó
fuertemente la atención de mis ojos que siguieron cada uno de sus pasos y en
uno de sus cruces por un pequeño lote de árboles de la acera, sencillamente desapareció. Quise tomar unos segundos para analizar el
momento y no poner nerviosa a Jennifer.
Pero la anciana indudablemente se había esfumado, y si, la había visto
verdaderamente. No aguanté más la
curiosidad, así que la interrumpí y la convencí que fuéramos a la calle en
busca de la anciana. Concluimos que la
anciana debió haber entrado a una de las viviendas en un descuido visual mío, porque
no localizamos ni un rastro de ella.
Jennifer no era de las que se
burlaba de mi o me tratase como un desquiciado.
Sentí plenamente su apoyo por tantas molestias que le estaba generando. Inclusive le sugerí que se alejara un tiempo
de mí. No por miedo por lo de su tío,
claro que no, sino para que tuviera la tranquilidad que se merecía. Pero hasta ahora se mantenía firme conmigo,
aunque ambos sabíamos que si yo no mejoraba, era cuestión de tiempo que tomara
su propio camino.
Y evidentemente sucedió después
de esa noche que no quiero recordar. Resulta
que aquella noche el frío era más intenso de lo acostumbrado y me tumbé en la
cama muy temprano, tal vez, con un poco de fiebre. Como ya era costumbre en mí, conciliar sueño
representaba una labor tediosa, pero el mundo de Morfeo me abrumó mientras
sentía lentamente una corriente de energía que subió desde mis pies hasta mi
cabeza. Pronto me sentí levitando
suavemente hasta casi llegar a la altura del techo. Desde esa altura me vi durmiendo tranquilamente
en la cama y a mi lado estaba Jennifer en un sueño mas ligero, tal vez, molesto. Era una sensación de desdoblamiento espantosamente
real. Desde allí podía observar cómo
había dejado mis cosas esa noche, mi ropa tirada sobre el sofá, el vaso de agua
y mis medicinas, y muchos otros detalles apenas vistos en esa oscuridad. Quise controlar de cierta manera mi actual
estado flotante y así retornar a mi cuerpo.
Inclusive procuré despertar de ese sueño, si lo fuese, intentando mover
mis brazos o mis piernas para pellizcarme, patear algo, y hasta morderme, pero
simplemente me hallaba en un estado totalmente incontrolable, donde
sencillamente, por más que combatiera, tendría que rendirme hasta lograr de
alguna manera despertar. O eso esperaba
yo, despertar pronto.
Pero aquella oscuridad de la
noche parecía no ser tan oscura, precisamente.
Como muchos de ustedes me conocen, soy una persona altamente centrada
para ciertas cuestiones que requieren autocontrol, y considero que pocas cosas
me dan escalofríos. Por lo general, busco
un raciocinio un poco mayor al de una persona común, analizando probabilidades,
pros y contras, y demás. Pero esta vez,
realmente sentí el verdadero pavor. En
medio de la oscuridad, una sombra negra comenzó a escalar por la parte baja de
la cama hacia el lado de Jennifer. Comenzó a subir por sus pies hasta llegar a
su cabeza y tocar su cabello. Traté
desesperadamente de gritar para alertar y despertar a Jennifer y protegerla de
alguna forma, pero como digo, nada de lo que quisiera hacer sucedía, solo me
mantenía suspendido, inerte y expectante. La sombra entonces bajó un poco y se
posó sobre su cuello apretándola cada vez más fuerte.
-
Suéltala! Maldito, suéltala! - Gritaba en mi
interior -.
Decidí entonces que este sueño o desdoblamiento
ya era suficiente y era momento de regresar a como diera lugar. Inclusive sentí mi garganta carraspear como
cuando se grita enérgicamente. En ese
momento sentí un golpe fuerte en el rostro que me sacó de ese angustioso
estado. Jennifer estaba encima de mí dándome
unas buenas sacudidas.
-
Por fín
despiertas, maldita sea! Lorenzo, pensé que nunca despertarías - Me gritaba la
pobre llena de lágrimas -.
Todo parecía haber acabado. Comencé a llorar al lado de ella. Allí entonces Jennifer me reveló lo que había
sucedido conmigo mientras dormía.
Resulta que ese sueño, como decidí llamarlo yo, no era del todo
fantasía. Jennifer me dijo que cuando
ella se acostó a dormir, en medio de su sueño empezó a escucharme jadear
sofocadamente por lo que cuando volteó hacia mí, vio una oscura figura sentada
sobre mi pecho apretando mi cuello tratando de ahorcarme y yo, combatiendo por
respirar. Ella valientemente se abalanzó
sobre mí para ahuyentar la sombra y al mismo tiempo sacudirme para hacerme
despertar. Decía, todavía aturdida, que
fueron los segundos mas espantosos de su vida, porque me vio en un trance funesto
del que parecía jamás despertar.
Es así que cuando finalmente
desperté, gracias a ella, la abracé por un largo tiempo, tomé un vaso con agua
y le conté, aún jadeante, de mi experiencia letárgica. Resultó que todo cuanto había visto que le
sucedía a Jennifer en mi sueño, de hecho, a quien realmente una sombra estaba
tratando de ahorcar era a mí. No
pudimos dormir lo que restaba de la noche. Quien pudiera después de semejante
suceso? Permanecimos recluidos en la
cocina bebiendo té como locos esperando el alba, ambos en un silencio nervioso
y apesadumbrado. Y cuando finalmente el
sol se asomó, supe que todo había terminado entre Jennifer y yo. Con lágrimas en los ojos me besó en la frente
y me confesó que no podía soportarlo más y que regresaría con su madre. Y ese mismo día lo hizo.
**
Finalmente me encontraba solo en esta situación. Jennifer se había llevado casi todas sus cosas y para mí, el momento había llegado de lidiar y combatir mis problemas completamente solo, sin pretender estar bien, sin herir a nadie y, de la misma forma, sin tener quien me extendiera una mano en caso de necesitarla.
Por un pequeño instante me llegó un flashbak emocional
del pasado cuando durante mi época de soltería me sometí a una cirugía de mediana
complejidad y tuve que sobrellevar el procedimiento de principio a fin acompañado
solo por los médicos, unos ángeles benditos que la vida me puso en mi camino
para cuidarme. La cuestión fue que, en
esa intervención tuve una fuerte sensación de abandono por parte mis hermanos,
mis únicos soportes de vida en esa época, como el perro que enferma y luego se abandona
en un potrero a su propia suerte, así sin ningún tipo de acompañamiento por
parte de ellos ni físico ni emocional, ni de ningún otro familiar o amigo, exceptuando
eso si posteriormente a mi padre y sobre todo a mi madre quien a pesar de sus
achaques de la edad me soportó hasta mi completa recuperación. No con ello quiero decir que ésta actual situación
se asemejara a la de tal cirugía. Todo
lo contrario. Esta vez, quise aliviar a
Jennifer de la carga que mi ser le estaba confinando, pero no puedo mentir que evidentemente
tuve los mismos momentos de nostalgia y soledad.
Me acerqué entonces mucho a
Dios. Comencé a llevar la rutina de
rezar todas las noches y visitar al padre Brayan al menos una vez por semana en
la capilla del condado. Mis días pasaron
uno a uno sin mejoría alguna en mi salud y con ciertos altibajos en el
trabajo. Se vino entonces el día de mi
cumpleaños, donde en la mañana encontré un paquete en la puerta de mi
casa. Era una torta que me había dejado Jennifer
y que ella misma había preparado con una carta adjunta deseándome un feliz
cumpleaños y una pronta recuperación.
El día lo pasé íntegramente en
casa en una total normalidad. Comí apenas
un poco de la torta antes de irme a dormir y ojeé una vez más la carta. Noté que al respaldo se encontraba anotado un
número telefónico titulado “Dr.”. Recordé
que Jennifer así llamaba a su tío, el exorcista así obviamente este número era
el de su tío. De esta forma, luego de
pensarlo por un largo rato, decidí realizarle una llamada y un par de segundos después,
me arrepentí y colgué. Pero qué estaba
haciendo? De verdad pensaba llamar a un exorcista? Qué podría hacer un exorcista
por mí? Me recosté entonces, me persigné y puse uno de mis Youtubers favoritos
antes de dormir.
Y qué noche de cumpleaños que me
esperaba. Una vez había conciliado sueño
profundo, sentí un fuerte mareo y unas ganas incontenibles de vomitar, así que
desperté. Creo que la mejor forma de
describir este momento es asociándolo con las primeras películas que vieron
nacer al cine, como una consecución de flashes e imágenes entrecortadas. Cuando me levanté de la cama con un esfuerzo
inimaginable, sentí cómo luego de cada pequeño instante, mi posición era
diferente y luego de que se me cerrasen los ojos me encontraba en otra parte o
posición diferente, como si mis ojos y mi cuerpo pesaran fuertemente y todo a
mi alrededor fuera cambiando sin notarlo.
Lo que quiero decir es que cuando desperté y me senté en la cama para ir
a vomitar, de repente me encontraba acostado de nuevo envuelto en cobijas. Así que luego entonces, con mucho esfuerzo, me
volví a sentar en la cama y en un instante, misteriosamente me encontraba en el
baño rociándome agua en la cara, y luego de otro pestañeo, estaba en el pasillo
recostado contra la pared, y luego de otro cierre pesado de ojos, me encontraba
de nuevo sentado en el borde de la cama.
Algo estaba terriblemente mal, así que procuré entonces mantener mis ojos
abiertos ayudado por mis dedos y pensar en lo que estaba sucediendo aun cuando esa
fuerza de gravedad siguiera empujándome hacia el piso. Y así sentado y con los ojos bien abiertos fui
mejorando lentamente con el paso de los minutos.
En ese momento me detuve entonces
a realizar un pequeño análisis de mi actual situación, como en una sesión del Pozo
y el Péndulo de Poe. Comprendí que tenía
cierta capacidad de pensar y de analizar aun estando desorientado, así que
tenía mayor probabilidad de que esto fuera más una realidad que un sueño. En algunos sueños puedes controlar cierto
tipo de situaciones, más no, tienes la capacidad de pensar y actuar de acuerdo a
ello. Así que entendí que si tenía la
capacidad de pensar, debía aprovechar en la medida de lo posible, para poner a
prueba mis cinco sentidos y así determinar si esto era una realidad o una horrible
pesadilla.
Inicié entonces probando la
vista. Me paré por unos segundos en
frente del espejo mirando mi reflejo.
Aunque era verdad que el reflejo se veía realmente distorsionado, era de
mi entendimiento que en un sueño no te puedes ver a ti mismo en un espejo. La prueba la determiné como inconclusa, por lo
que que decidí probar otro método más simple aún, encendiendo una luz de una de
las habitaciones, salir de ella y esperar afuera unos segundos. Si al regresar, la luz estaba apagada, era
evidente que la cuestión seguía siendo un sueño. Pero regresé y la luz seguía encendida, lo
cual me daba para concluir que había más probabilidad de ser una realidad. Había entonces que testear otro sentido.
Para testear la audición, me topé
con un par objetos que hacían diferentes sonidos, sonidos fáciles de reconocer,
y si en este momento se escuchaban tal como deben ser, entonces podía dar por
aprobada la audición. Tenía unas
monedas, un spray para la garganta y una pequeña figura de Buda que había
traído como souvenir de un país asiático. El buda tenía una pequeña canica adentro que
sonaba al agitar la figura. Así que al
igual que el spray de garganta, estos dos sonaban tal como debían sonar, aunque
eso si se sentían lejos, pero efectivamente tenían sus sonidos
distintivos. Con el mismo spray probé el
gusto. En cuando a las monedas, decidí
tirarlas una a una al piso y escuchar desde las mas livianas hasta las mas
pesadas. Mientras hacía esto, noté también
que el zumbido en el oído sorprendentemente no se escuchaba, y a pesar de esto,
todo parecía acorde a la realidad, aunque como eso sí, todo más lento y lejano
de lo normal.
Tomé entonces una cajetilla de
fósforos para probar el olfato y de paso el tacto. Al raspar la cerilla se generaría el
característico olor a quemado, lo cual efectivamente sucedió. Mientras tenía el fosforo encendido, puse la
llama bajo mi dedo con el fin de sentir el calor, lo cual también sucedió y
evidentemente dolió un poco aunque haya tardado mas tiempo de lo que debía ser
para conseguir una suave quemadura.
Pero mi cabeza seguía pesada y aturdida
aun cuando los hechos me indicaban que todo realmente estaba sucediendo. Estaba desorientado. En mi interior no dejaba de pensar que esto
era una pesadilla espantosamente real. Todos mis sentidos parecían funcionar
correctamente pero mi percepción era lenta, como si mi cerebro durmiera y mi
cuerpo estuviera despierto. Acaso estaba
siendo un sonámbulo consiente? Es así como se siente el sonambulismo? Acaso pudiera ser de algo completamente
diferente? Tal vez una fuerza indescriptible que controlara de alguna forma mi
conciencia o mi punto de equilibrio? O tal vez algo más físico como una
deficiencia en el corazón que no enviara suficiente sangre a mi cerebro? Falta
de oxígeno en la sangre o en el cerebro? Se trataba de una sensación extraña como
si estuviera drogado o borracho sin haber tocado ninguna de las dos.
Así que abogando a mi intuición
tomé el teléfono y dentro de mis capacidades logré llamar al último número
telefónico marcado desde mi celular. Ni
siquiera supe como logré deshacer la pantalla de bloqueo, pero lo logré y así terminé
llamando al tío de Jennifer, el exorcista, aunque en mi mente pensara o
quisiera estar llamándola a ella para que me rescatara de este infierno.
Creo que la hora podría oscilar
entre las 3:00am y 4:00am cuando realicé la llamada. Eustaquio, como era su nombre, me contestó
luego de un par de timbres. Supuse que Jennifer,
como mi gran ángel guardián, en algún momento del pasado se tomó el tiempo para
realizarle una llamada a su tío y hablarle de mí, por eso, cuando Eustaquio me
contestó, inmediatamente reconoció mi nombre y me habló como si yo fuese un
gran amigo de su infancia. Es así que
sentí una gran calma al escuchar la voz amable de otro ser humano. Me senté y tomé un respiro mientras él me
comentaba que me mantuviera en la línea con él mientras tomaba camino inmediato
a mi casa con un trabajador suyo para revisar mi situación. Gracias a ello, desistí de estúpidas ideas
que rondaban en mi cabeza como lanzarme del segundo piso de mi casa o cortarme los
antebrazos con las tijeras.
Y me mantuve en conversación telefónica
con él por unos buenos minutos hasta escucharle hacer sonar el timbre de mi
casa. Debido a mi lenta capacidad
motriz, le comenté que no me sentía con la suficiente fuerza para abrirle la
puerta, así que él y su colega lograron deslizarse por una de las
ventanas. Allí me encontraron en la sala
en un estado de shock. Según recuerdo,
me dijo que estaba mas blanco que un fantasma, ojeroso, con los labios negros y
con una voz excesivamente blanda y lenta.
Su colega me tomó signos vitales mientras él me dio agua para
beber. Ambos comentaron sobre el frío
sobrenatural que se sentía en casa, eso lo recuerdo muy bien. Eustaquio me dejó en manos de su colega
mientras él hacía una ronda por la casa.
Al cabo de unos minutos, regresó tan agitado como si hubiese salido de
trote, me tomó del brazo y le gritó a su colega que debíamos salir
inmediatamente del lugar.
No comprendía lo que estaba
sucediendo. No tenía la capacidad de
entender por qué me sacaban en hombros de mi propia casa ni a donde me
llevaban, solo quería despertar o recibir una medicina que me sacase de aquel
trance. Recuerdo recién puse un pie
afuera de mi casa, aun con mi vista borrosa, divisar a Richard mi vecino de pie
en la puerta de su casa observándonos desde la lejanía. Eustaquio no parecía escucharme, lo veía
fuertemente sobresaltado hablando por su celular y al mismo tiempo discutiendo
con su colega, mientras entrábamos en su auto.
Llegamos en minutos a su casa. Me
tumbaron en una cama, llené hasta el tope la taza que me dejaron para vomitar y
me aplicaron un suero intravenoso para oxigenar la sangre e hidratarme. Ya luego del amanecer me sentía más estable y
más racional, así que cuando entraron mis dos salvadores a la habitación donde me
habían ubicado pudimos finalmente charlar más coherentemente.
Físicamente, Eustaquio se veía
mas joven de lo que realmente pensaba mientras que su colega si parecía un poco
mayor. En mi cabeza tenía la idea de un
anciano tremendamente capacitado en las artes espiritistas y haberle visto así
de asustado esa noche en mi casa me había helado la sangre. Me confesó en esos instantes que la casa
tenía una energía muy maligna, tal vez de las peores vibras que había
experimentado en su basta carrera, además, dijo que era muy probable que esa
misma sensación pudiese ser generada por una forma poltergeist de la cual,
seguramente, yo era la fuente o que la casa misma fuera el motor de una fuerza
maligna que atormentara a quien entrara en ella. Al parecer, Eustaquio había visto a un lánguido
hombre con barba en mi habitación que se le abalanzó por un costado buscando
succionar su energía vital. Eustaquio
corrió despavorido y por esa razón tuvimos que abandonar apresuradamente el
lugar sin mirar atrás.
Entre el sin fin de cosas que se
hablaron con ellos, dentro de la agenda de soluciones, uno de los más
importantes compromisos que se necesitaba tratar hablaba sobre iniciar una solicitud
oficial de exorcismo con la arquidiócesis para realizar una limpieza de la casa
y de mi ser físico, la cual podría tardar semanas en ser aprobada. Así mismo, Eustaquio y su compañero también tendrían
que iniciar un proceso de fortalecimiento religioso profundo como preparación para
la misma. Así que mientras se consumían
esas semanas, me recomendaron hacer lectura muy a conciencia de ciertos versículos
de la biblia a diario e ir a la iglesia del padre Brayan y tomar la comunión, además
de conseguir agua bendita para persignarme luego de cada uno de mis rezos y para
rociar sobre mí al final de cada baño con el fin de limpiar mi cuerpo y mi
espíritu. Adicional a ello, me convidaron
una imagen de un ángel en particular para que lo llevara conmigo en todo
momento, especialmente durante la noche, ya que se trataba del ángel protector
y gran combatiente de las energías oscuras.
Igualmente, dijeron que mudarme de aquella casa no era una opción debido
a que sea cual fuese el origen del caso poltergeist, fuese yo o fuese la casa,
al final iba a estar ligado a mí sin importar a donde fuera. Con sentimientos encontrados, digamos que con
cierta resignación y al mismo tiempo con algo de molestia, pero ya con sensación
tranquilidad, decidí aceptar sus consejos y para no generarles más molestias, luego
del desayuno y de sentirme supremamente mejor, era hora regresar a mi espantosa
casa y afrontar la situación mucho más armado.
***
Al salir de casa de Eustaquio, tomé un taxi haciendo una parada por la iglesia del padre Brayan para conseguir una biblia y para recoger agua bendita. Desafortunadamente, la iglesia estaba cerrada, así que valerosamente decidí regresar hacia mi casa sin el agua bendita y sin la biblia, pero si con la imagen del ángel en mi bolsillo. Al verme llegar, casi en la entrada de mi casa, Richard mi vecino, se acercó a mí aparatosamente a desearme un felíz cumpleaños y me confesó que le urgía tomar una cerveza conmigo y charlar. Le acepté un jugo debido a mi estado.
Estaba preocupado por mí. Dijo que la noche anterior había escuchado fuertes ruidos en la casa antes y luego de verme salir con dos extraños sujetos. Aunque yo no quería divulgar de forma general mi situación, le comenté sin mayores detalles los eventos ocurridos y muy amablemente me ofreció toda su ayuda y apoyo. Ante esto, tuve la idea de solucionar una duda que me estuvo asaltando por mucho tiempo; por lo que decidí entonces preguntarle por su hija con el fin de conocer y entender la experiencia que ella tuvo con el aparente niño que hacía meses ella había dicho haber visto en mi casa. Creí que no había mejor momento para hacerlo.
Richard,
sin ningún inconveniente aprobó la discusión con ella por lo que la condujo
hacia nosotros. La niña parecía no
recordar muchas cosas acerca de esa noche, entre ellas sobre el niño; dijo haber
estado en el segundo piso jugando con algunas cosas nuestras y que de repente,
sin más, se encontraba rodeada de nosotros reprochándole como una
mentirosa. Evidentemente no recordó el
evento de las cartas. Eso fue todo. Mis interrogantes en lugar de verse
concluidos me dejaron algo de frustración, sin embargo, al momento de darle
partida a la niña, se acercó a mi oído y me susurró un pequeño secreto:
“Cámaras papá”. Y se fue corriendo.
Pero qué estaba sucediendo en la
casa? Como era posible que la niña no recordara profesar ciertas palabras y haber
lanzado un lote de cartas en mi rostro? Como era posible que yo también estuviese
perdiendo segundos de mi vida sin poderlos recordar, como me había sucedido la
noche anterior? Qué fue eso de “cámaras papá”? Habría sido ese el secretitllo
que me había dejado en el sueño del otro día? Tenía un montón de dudas y pocas
ganas de regresar a mi casa, así que luego de agradecer y despedirme de
Richard, me mantuve en pie pensativo en la puerta de su casa, analizando y
haciendo conjeturas. Allí noté que
Richard tenía instalado un circuito cerrado de cámaras alrededor de su casa y
se me ocurrió la idea de ver cómo Eustaquio y su ayudante me habían sacado de
casa la noche anterior, tal vez por morbo o tal vez eso era lo que la niña
quería que yo hiciera. Eso sí, mientras las
cámaras enfocasen algo de mi casa. Inclusive,
si llegasen a tener el suficiente nivel de detalle, tal vez podría verme por
las ventanas en mis diferentes estados traumáticos. Además, Richard, que está dispuesto a
ayudarme, dijo haber escuchado fuertes ruidos antes y después del rescate de
Eustaquio. Tendría que ver si o si esas
cámaras. Qué gran idea.
Volví con Richard y le comenté de mis intenciones con sus cámaras de vigilancia. Este era un gran hombre. Sin dudar un segundo acondicionó un computador portátil en el estudio de su casa con víveres y suplementos alimenticios para ver los largos días que se encontraban guardados en sus cintas. Y vaya suerte la mía, aunque no tenían sonido, felizmente si había una cámara con enfoque sobre mi casa y tal vez lo suficientemente bueno para determinar montones de situaciones que probablemente me había perdido en mis estados se sopor. En el calor de la emoción sentí bajar una corriente por mi espalda. Y así sin mas, comencé a ver las grabaciones de la cámara principal que tenía almacenados los últimos 21 días que apuntaban sobre mi casa, abordando desde la noche anterior, el día de mi cumpleaños.
Se me ocurrió organizar la labor
tomando intervalos de 12 horas, iniciando por lo que mas me interesaba ver desde
la noche anterior de 6pm a 6am y luego podría tomar el intervalo de ese mismo día
pero mas temprano de 6am a 6pm y así ver las cintas de forma sucesiva moviéndome
hacia atrás, hacia el pasado. De esta
forma no me perdería de nada y podría observar todo lo sucedido en la fachada de
mi casa desde lo mas reciente hacia lo mas antiguo, aunque sin sonido, una pena.
Habría que hacerlo así. Entonces, las primeras imágenes aparecieron
desde las 6pm del día de mi cumpleaños, unas tres horas antes de comer el primer
bocado del pastel que vino siendo sobre las 9pm. Traté de estar muy alerta a cualquier suceso
en particular ya sea a las afueras de mi casa o lo poco que se observaba del
interior de la misma, por la pixelacion apenas se notaba luz blanca que emitía el
computador y las luces que se encendían y se apagaban de mi habitación y el
baño hasta mas o menos las 11pm, cuando se apagaron y debí conciliar sueño. Entonces vinieron a encenderse las luces de
mi habitación hacia las 2:13 am cuando debió iniciar el episodio mas terrible
de mi vida. Y aquí estaba yo observando con
el incuestionable ojo de la cámara cómo realmente sucedieron las cosas aun
cuando la vista en el interior de mi casa no se pudiera dar, pero si, en general
podía comparar mis borrosos recuerdos con la realidad observable sobre la fachada
de mi casa.
Recordé entonces los perturbadores
momentos que viví, como El Maquinista de Bale, tratando de distinguir entre la
realidad y el sueño, encendiendo y apagando luces. Parece que realmente lo hice en mas oportunidades
y en mas ubicaciones de la casa de lo que había pensado. Allí me alcancé a ver moviéndome de lugar en lugar
en búsqueda de explicaciones. Qué mal me
veía, físicamente. Me recordó a uno de
los personajes de una película de Jhon Carpenter del 95, pálido, aturdido y desorientado. Fue una situación real y muy dura. Se llegaron entonces las 3:28am cuando
finalmente llegó el primer movimiento al exterior de la casa. Esta fue la llegada de Eustaquio y su
colega. El auto se aparcó en la acera y los
dos hombres salieron y se abalanzaron inmediatamente sobre la puerta principal
golpeando con fuerza la madera y luego ingresaron a la casa por una de las
ventanas. Al cabo de dos minutos, uno de
los hombres se vio cruzar corriendo al interior de la casa por una de las
ventanas del pasillo y luego se observó cómo me sacaron en brazos hasta el auto
para finalmente perderse en la oscuridad.
Todo sucedió tal como lo recordaba. Sin embargo, luego de la partida del auto, la
casa había quedado completamente vacía, y a pesar de que algunas luces habían
quedado encendidas, otras misteriosamente siguieron prendiéndose y apagándose por
sí mismas hasta el amanecer, a las 6am, como si hubiese quedado alguien adentro.
Decidí no parar la cinta a esa
hora y continuar viendo la grabación hasta el momento de mi regreso a casa, cerca
de las 11:35am, físicamente mas recuperado y cuando Richard se acercó a mí a la
entrada y comencé instantes después con la revisión de la grabación. No encontré movimiento humano ni al interior
ni al exterior de la casa. Entonces, si
había alguien en casa, debía estar aun ahí, pero mis entrañas me decían que
esto no se debía a una acción humana.
Debía regresar y cerciorarme que
la casa estuviera realmente vacía. Se lo
podría atribuir a algún problema de la planta eléctrica o de interruptores eléctricos
con mal funcionamiento? Las decisiones se
toman en el instante, y no debía dejar cabos sueltos, por eso creí conveniente
regresar a esa casa pero no iba a ir solo. Entonces, con la excusa del excesivo cobro del
recibo de la luz, le comenté a Richard que algunas luces habían quedado
encendidas y que debía regresar a apagarlas.
Quería y necesitaba el acompañamiento de él.
Nos dirigimos entonces al
interior de mi casa y la recorrimos por completo buscando todos los interruptores
posibles y apagar todas las luces encendidas.
Yo procuré ser muy meticuloso con la revisión de posibles escondites en
la casa en búsqueda de cualquier personaje oculto, en closets, paredes, techos
o pisos e inclusive buscando pasadizos secretos, como los del Castillo de Bram,
nunca se sabe. Pero luego de varios
minutos de permanecer en el interior de la casa, tuve una sensación de
incomodidad, que evidentemente no manifesté a Richard, así que apuré el regreso
a casa suya. Regresamos. Y ya con la tranquilidad entrañable de no
haber encontrado a nadie, pero si con un poco de incertidumbre al inclinar el
evento de las luces en el campo de lo sobrenatural, como el poltergeist que
evidentemente el tío de Jennifer, Eustaquio, había diagnosticado.
Me senté de nuevo frente al
computador de Richard a echar un vistazo mas a los momentos con mayor importancia
de la noche y escarbar en profundidad antes de pasar al siguiente intervalo. Tenía que haber algo mas de esa noche. Y revisé con mayor detenimiento cada instante
que la cámara había captado, haciendo zoom, retrasando y adelantando, cuadro
por cuadro. Creo que me sobresalté en la silla cuando vi
el momento que Eustaquio cruzó por ese pasillo corriendo. Resulta que aun con la resolución y el
pixelaje de las imagenes, para el momento que me tomaban signos vitales y
Eustaquio hacía la ronda por la casa, vi claramente una sombra cruzando por el
costado derecho de Eustaquio un poco mas lejos que su propia sombra. Efectivamente, Eustaquio fue espantado por
una sombra tal como lo había descrito. Y
ahí estaba físicamente. Y dentro de mi casa.
Esta debía ser la forma que había estado asechándome durante tanto
tiempo.
Mas que miedo, me llené de mucho
valor, y tenía pruebas. Ahora tenía una
luz y un camino por donde andar, y un apoyo con qué luchar y ganar esta batalla. Pensé en dejar las grabaciones y comenzar a prepararme
emocional y religiosamente, pero mi curiosidad iba mas allá y me había
prometido ser constante con la revisión de los videos. Así que me relajé y tomé el segundo intervalo
de los videos que indicaba las 6am del comienzo del día de mi cumpleaños. Y pocas cosas realmente me interesaba ver, la
verdad. Ese día yo no había salido de
casa. Lo único que debió suceder,
humanamente, hacia el exterior de la casa fue el envío del pastel de cumpleaños
que Jennifer había cocinado, en horas de la mañana, antes de las 11am que fue el
momento que la encontré en la entrada de la casa. Por lo demás, solo debía preocuparme por algún
evento que sucediera por las ventanas de mi casa, porque era yo el único dentro
de ella, además de aquella sombra extraña.
Y así entonces apareció en los
videos mi querida y amada Yennifer, casi sobre las 7am, con su cabello recogido
y su largo blusón vinotinto a dejar en mi puerta ese delicioso pastel de chocolate. Una pena no haberla podido ver ese día. Pasadas las 11am descubrí el pastel y
permanecí dentro de la casa todo el día.
No vi sombras extrañas o movimientos extraños hasta la finalización del
video a las 6pm.
La labor resultó mas agotadora de
lo que esperaba. Luego de ver este lapso
de video, me sentí desmedidamente cansado y decidí descansar un poco en casa de
Richard. Habían sido unos días
extremos. Creo que dormí un buen par de
horas y me abastecí de buenos alimentos, gracias a los cuidados de Richard y su
familia. De vez en cuando veía a la
pequeña juguetear por los pasillos, esta niña tenía algo especial. Me sentí muy cerca a esta familia, mas
acogido que la misma mía, quienes no se habían manifestado en al menos dos
años. Continué entonces revisando el
siguiente intervalo haciendo anotaciones de los movimientos de mayor relevancia
para mí. Y luego con el siguiente
intervalo de tiempo y así hasta completar el sexto día hacia el pasado, cuando algo
evidentemente llamó mi atención por su constante.
Resulta que luego del segundo día,
un transeúnte por lo general hacia las 5pm se acercaba de forma sospechosa a mi
casa, hasta llegar al tanque de agua, tal vez a manipular la llave o a robar
algo o dejar algo. Lo cierto es que no era
normal y no parecía nada bueno. Y lo
hacía cada segundo día hacia la misma hora, las 5pm. Entonces revisé cada día hacia el pasado hasta
completar unas 10 veces de ver a este mismo personaje acercarse a la bomba de
agua de mi casa. Qué demonios estaba
haciendo? Quien era esta persona?
Richard de forma cómica un día me
dijo que esa persona era Jennifer. Decía
que claramente era su cabello y su forma peculiar de caminar. Pero, no podría ser ella, no se parecía a
ella. Además, se había separado de mí y
no tendría razones para llegar a casa, no sin antes avisarme, o por lo menos golpear
la puerta y visitarme, al fin y al cabo seguíamos siendo amigos. Quise negarlo, pero si, era ella sin lugar a
dudas. Era ella. La pregunta ahora era, qué estaba haciendo
allí y por qué razón lo hacía y porqué cada día de por medio.
No quise confrontarla. Quise por el contrario averigüarlo por mi
mismo sin tener contacto con ella. Un día
me dirigí a mi casa a revisar a detalle el lugar donde ella siempre se acercaba
y ver qué objetos había en ese lugar, o si había algo enterrado. Estaban evidentemente los elementos
funcionales de la bomba de agua, la llave, la motobomba, las mangueras, y un
detalle muy singular en una de las mangueras.
Una pequeña abertura cubierta con cinta en la manguera de la entrada de
la motobomba.
Y así fue que me entró una fuerte
sensación que esta persona estaba vertiendo alguna sustancia por esta abertura
que proveía el agua potable de la casa. Era
Jennifer y eso me tenía muy confundido, porque no era nada bueno. Tenía que dejar de lado por un momento mis
sentimientos y reflexionar. Richard parecía
tener la misma percepción mínima, así que por intermedio de su cuñada, una bacterióloga
que trabajaba en un laboratorio químico, logramos tomar una muestra de la zona
de la abertura y enviársela para analizar.
Las noticias no podían confirmar mas nuestras sospechas al recibir el resultado
con una fuerte concentración de una sustancia mezclada entre clarimetazolina de
cobre y azulfato de magnesio, que era conocida por ser ultra venenosa para los
humanos, causa delirios y se hace indetectable en los análisis postmortem.
Jennifer me estaba envenenando
lentamente, no había duda de ello. No me
cabía en la cabeza que ella fuese capaz de semejante cosa, pero así era, era
una realidad y no podía negarlo, ahora habría que confrontarla a ella con todas
las pruebas en mano antes de llamar a la policía y denunciarla formalmente. Pero quería saber sus razones. Quería que me confesara sus acciones antes de
verla entre rejas. Así que ideamos un
plan con Richard y nos sentamos a esperar en sus cámaras el día que con seguridad
ella pasaría y Richard habría de acercársele como un vecino amable y preocupado,
y la invitaría a tomar una gaseosa. Allí,
ella me encontraría por sorpresa y la podría encarar, y si la podría hacer
confesar y grabar su confesión. O eso esperábamos.
****
Y así inició el día con Richard y
yo muy pendientes de las cámaras esperando ansiosamente la hora de llegada de Jennifer, la
cual, como ya sabíamos, vendría siendo cerca de las cinco de la tarde. Vaya emoción corrió mi cuerpo al verla por la pantalla caminar por la acera. Richard salió
inmediatamente y por la cámara lo vi acercarse a ella. La saludó y ella le respondió igual. Cruzaron un par de palabras y luego observé
con emoción que se acercaban a casa de Richard.
Venía por fin hacia mí.
-
Si
Richard, ha sido todo un infierno – Fueron sus primeras palabras al escucharla ingresar
por la puerta principal, mientras me mantenía escondido detrás de la puerta de
la cocina de Richard con una grabadora en mi bolsillo.
-
No puedo imaginarlo, Jennifer, si nosotros con
mi esposa que no somos tan cercanos a ustedes nos dio duro, no me imagino por
lo que están pasando Lorenzo y tu -. Le
replicó Richard.
-
Es duro, como negarlo. – Profesaba Jennifer
mientras se sentaba en el sofá – Te puedo robar un jugo?
-
Claro, déjame miro en la cocina de cual tenemos –
Le respondió -.
Richard se acercó a la cocina y
me picó el ojo al entrar.
-
Tengo de mango y de fresa – Le gritó a Jennifer
desde la nevera.
-
De mango está bien – Replicó Jennifer con su voz
tierna – Eres muy amable – concluyó.
Hum vaya mentirosa, se me cruzaba
por la cabeza. Richard sirvió dos jugos
y me sonrió sigilosamente a mi escondite antes de salir de la cocina con la bandeja de jugos en sus manos.
-
Y Lorenzo como está, qué dicen los médicos? - Empezó Richard a picarla.
-
Pues nada – Dijo tristemente – parece que le
vienen las enfermedades y se les va de nuevo, yo a veces pienso que es como
mental.
-
Mental? – Replicó Richard – como si se lo
inventara?
-
No sé, no creo.
Es mas como si quisiera llamar la atención, no sé. Me duele por él – Decía la muy desquiciada -.
Richard se mantuvo expectante a
mas aseguraciones de Jennifer, hurgando en su ser.
-
Ayy no Jennifer, espero que todo mejore. –
Inició Richard -, y donde está él ahorita?
-
Donde sus padres – respondió -, es mejor para él
porque yo lo veo de mal en peor, yo creo que… - se contuvo un momento – Ay Dios
me perdone, pero no creo vaya a durar mucho – Y estalló en llanto esta falaz
mujer -.
La sangre se me subió a la cabeza. Esta mujer me deseaba la muerte. No me pude contener y salí de mi escondite
para ofrecerme a su vista. Recién me vio,
se levantó de su silla y se abalanzó sobre mi a darme un abrazo.
-
Amor! Por Dios! Qué alegría verte! Qué haces acá?
– Me preguntó -.
Me llenó de abrazos y de besos. Pero al notar mi indiferencia, porque me
mantuve en pie sin mover músculo alguno, se devolvió un paso y me miró expectante
con lágrimas en sus ojos.
-
Qué pasa cariño? Qué tienes? – seguía Jennifer limpiándose
las lágrimas -.
-
Dímelo tú, cariño – Le respondí con voz sarcástica
-.
-
Cómo? Que pasa? Porqué me hablas así? - Seguía en medio de su falso llanto -.
-
Ya lo sé todo, Jennifer, no puedes negarlo – Se lo
dije vívida y tajantemente, como jamás le había hablado en la vida -.
-
Pero relájate, qué te pasa! - Se puso a la defensiva,
una de sus formas de evadir sus errores y responsabilidades, la conocía muy
bien -.
-
Explícame entonces qué haces vertiendo veneno en
la manguera del agua potable. – Se lo
solté así sin rodeos -.
Se le transformaron los ojos
cristalizados por las lágrimas a unos ojos secos inmediatamente. Se tomó el cabello de forma inquieta y se
sentó al lado de Richard.
-
Sabes de qué está hablando Lorenzo, Richard? –
Le preguntó buscando aliados o tomándose el tiempo para pensar su próxima
movida. Jamás se esperaba esto -.
-
Lorenzo tiene razón – Le replicó Richard – Ya lo
sabemos.
-
O sea que tú estas confabulado con todo esto,
Richard? – Le advirtió desafiante moviendo su dedo índice -. Son acusaciones graves.
-
No cuando tienes pruebas, Jennifer – La interrumpí,
lanzando sobre la mesa unas 10 hojas de impresiones de la cámara de vigilancia
donde estaba plasmada la evidencia de ella inclinada sobre la bomba de agua y el
resultado de la muestra toxicológica de la misma zona -.
No se tomó mucho tiempo en ojear las
fotografías por encima. Sabía que la
teníamos. Pero no iba a ceder tan fácil.
-
No puedo creer que ustedes estén haciendo esto, y
no lo voy a soportar mas – Se levantó de la silla amenazando con irse -.
-
Ya viene la policía, Jennifer! – Le subí el tono
– A donde sea que vayas te van a atrapar.
Así que dímelo ahora a la cara, no más mentiras. Acá estoy. – la enfrenté – Mírame a los ojos y
convénceme de lo contrario.
Se detuvo entonces y comenzó a reírse.
-
Eres un idiota Lorenzo, siempre lo has sido – Comenzó
Jennifer con su suave tono -, sabes porqué tus hermanos se alejaron de ti? Sabes
porqué tu familia se desentendió cuando tuviste esa cirugía y sólo estuvo
contigo tu mami y los demás ni te llamaron ni te visitaron y te comenzaron a
tratar como una familia terciaria? Eso no fue como tú profesas que tu hermano hubiese
sido corrompido por el dinero y se creyera de mejor familia ni se le notara el
odio hacia ti y hacia tu mamá y tratara a tu papá como un empleado; ni por tu
hermana que se le hubiera olvidado ser hija, mamá y hermana, y se hubiera
alejado de ti para darle prioridad en su
vida a sus amigos, no señor, eso es porque eres un maldito niño consentido y te
volviste una persona molesta, por eso no te volvieron a llamar ni a escribir,
porque siempre crees tener la razón y las cosas no son así. – se tomó su tiempo para regresar a su silla
y beber su jugo de mango -.
No puedo mentir que me dolieron
sus palabras. Era mi amada Jennifer.
-
Nunca te preocupaste por saber cómo estaba yo, o
cómo me sentía con el tema de la pandemia y del trabajo - se mantuvo Jennifer -,
estoy cansada. Entiendes? – la dejé proseguir – Sabes que tu seguro de vida fue
aumentado en tu trabajo?
-
De qué hablas? – le pregunté.
-
Si, Lorenzo! – Me gritó – tu seguro de vida se aumentó
un montón con la pandemia y se puede cobrar una suma gigante en caso de muerte,
eso sí, no trágica ni relacionada con el coronavirus – Tragó un poco de jugo –
y se puede cobrar por el conyugue, o sea yo, porque tu familia no tiene ni idea
sobre esto.
-
Y tu pensaste que ibas a cobrar esa suma matándome?
Acaso no me amas? – Me desbaraté -.
-
Claro que te amo – y me alzó la mirada de nuevo
con lágrimas en sus ojos –. Pero crees
que yo soy feliz? Crees que manteniéndome encerrada y alejada del mundo me iba
a convertir en todo lo que tu quieres? No me conoces, no soy así – Y siguió –
yo quiero viajar, vivir, salir, odio la persona que te convertiste, eras un
buen hombre, felíz y con buen sentido del humor, ahora eres un maldito codicioso,
un ermitaño encerrado en un mundo del cual no quieres salir, no quieres salir!
y yo no pertenezco a ese mundo! – Terminó su declaración -.
-
Pero cómo no se te ocurrió hablar conmigo acerca
de esto, pensé que estabas bien, que lo tenías todo – Le manifesté con tristeza
en mi voz -.
-
Crees que tus tontas películas favoritas, Los Sospechosos
de Siempre, Memento, Oldboy la coreana, y no sé cuantas mas te van a hacer una
mejor persona? - me preguntó - Hey, despierta! Desde hace tiempo había tomado la
decisión - Prosiguió –. Hace un tiempo
conocí a Eustaquio, sabes? No es mi tío, ahí te cuento – la dejé seguir - es
una persona que sí me supo entender, que me escuchaba y me daba todo lo que
quería.
-
Como así Jennifer? – le pregunté sorprendido -,
luego no es tu tío el exorcista?
-
Que no, hombre – me regañó -. Él es el doctor que me estuvo viendo cuando
lo de la rodilla. Y bueno, nos seguimos
viendo muy seguido, jamás te enteraste porque no me paras bolas. Él fue quien se enteró del tema del seguro,
porque trabaja en auditorias de seguros o algo así, y así fuimos charlando
sobre todo este tema, hasta que realmente fue tomando forma que decidimos
hacerlo – se confesó -.
En mi cabeza estaba tan
sorprendido que mis manos empezaron a sudar. Solo esperaba que la grabadora de mi bolsillo
estuviera grabándolo todo. Y continuó.
-
La historia de convertirse en exorcista se la
inventó él, la verdad – prosiguió Jennifer con su revelación – y todo salió
bien, se preparó bien, él es muy profesional a diferencia tuyo, que inclusive convenció
a su hermano de participar en el asunto, hasta preparamos los discursos los
tres, como una obra de teatro.
-
Estas hablando del colega de Eustaquio? – le pregunté
-.
-
Así es, mi querido Watson, - se sonrió ofensivamente
-, el colega, como crees que es, realmente es su hermano mayor.
-
Quieres decir que todo eso fue una farsa? –
estaba intrigado -.
Realmente me había creído todo
ese tema del caso poltergeist, de la solicitud de exorcismo con la arquediosesis,
la biblia, los rezos, el rescate, todo eso me pareció tan profesional, un lenguaje
muy fino, tan real. Recuerdo que sí me
había sorprendido la juventud de Eustaquio, pero jamás pensé que todo fuera un
cuento, y menos que fuera su amante, porque además me salvaron y me aplicaron
suero, increíble. Y la verdad, en ese
momento si comprendí el parecido que tenía con su colega, tenía ahora mas
sentido. Pero mas doloroso aún fue la confesión
de infidelidad con este personaje, la sangre fría y la vehemencia de su
confesión. La dejé entonces seguir.
-
Pues te cuento, ahora que estamos en confesiones
– siguió Jennifer – Nosotros armamos plan A, plan B y plan C, así que no había
pierde, y tener mucha paciencia, obviamente.
Lo que no entiendo es cómo se enteraron ustedes? Me podrían contar? – lo
lanzó super tranquila -.
Richard y yo nos miramos
asombrados, así que como decía ella, ya en confesiones, le botamos algo de información
de cómo la habíamos pillado y de las muestras que habíamos tomado. Y luego proseguí.
-
No resultó tan perfecto, verdad? Siempre hay
cabos sueltos – Le repliqué -.
-
Pues sabes? si no hubiese llegado Richard, en
este momento seguirías en nuestras manos, sin saber absolutamente nada. – me habló con desidia -. Resulta que Eustaquio, como lo conoces tú, obviamente
no te voy a decir su nombre real, me dio esa droga con el fin de administrarla
cada 48 horas y así se haría completamente imperceptible para cualquier médico. Irías perdiendo lentamente tus capacidades
motrices como si estuvieras enfermando. Empezarías
a delirar. Algo así como cuando te pasó hace
años antes de que te operaran. Esa era la idea.
Comenzaste a alucinar y a ver cosas raras y yo fui acompañándote en tu descenso,
como tu conyugue, como tu amiga y jamás hubiesen sospechado de mí. Simplemente ibas a irte a causa de una de tus
enfermedades raras, yo cobraría el seguro, le pagaríamos al hermano de
Eustaquio y arrancaríamos los dos para Australia, así de simple. Contento? – terminó -.
Mas que su confesión, fue su
frialdad lo que mas me sorprendió. No
puedo mentir que sentí un enorme odio hacia ella, traicionera y desalmada, pero
tenía que verla entre las rejas. Debía
contenerme, además tenía a Richard como testigo en todo esto y le iba a meter
todos los años que la justicia me diera a disposición. Así que la dejé continuar.
-
Con tantas historias y creencias en fantasmas
era fácil llevarte por ese camino. – seguía en su perversa confesión -. La idea era asustarte y sicociarte con estas
cosas de fantasmas, además, al tenerte drogado todo el tiempo, me di cuenta que
podrías llegar a fantasear muchas cosas mas y entre mas te lo creyeras, mas lo
difamarías a todas las personas, que hubiese sido mejor para mí y fácilmente salir
como sospechosa porque te hubiesen catalogado de loco, es así, lo siento – concluyó
-.
-
Es decir que el día que hablábamos de las películas
de terror y vi a la señora canosa cruzar por la calle fue cuestión de mi imaginación
o eso también lo tenían preparado. Si
recuerdas esa noche? – Le cuestioné -.
-
Claro que la recuerdo, pero la verdad no lo sé –
replicó Jennifer –. La pudiste haber visto,
no fue algo que se hubiera planeado, pero la verdad si me serviría para agregarlo
a tu historial de locura con la policía cuando me llegasen a cuestionar luego de
tu partida.
-
O sea que también la noche que te fuiste de la
casa, esa noche que esa energía me estaba ahorcando fue producto de mi
imaginación? O como fue la cosa ahí? – la interrogué tratando de hallarle
sentido a todo esto -.
-
Pues mira – se tomó su tiempo -, ese día si que
me asusté. Perdóname, pero voy a serte
sincera. Recuerdas esa noche? – me preguntó
-, la verdad creo que se me fue la mano con la dosis ese día. Mira, antes de irme de la casa yo te daba tu
dosis día de por medio en el té, y luego que me fui de la casa me tocó ponértela
en ese tubo del tanque agua, porque ya no había forma de entrar en la casa, ese
fue el inicio del plan B, en caso que yo no estuviese en esa casa, con
Eustaquio habíamos analizado esa situación – seguía sorprendiéndome con su siniestra
inteligencia para semejante acto -, pero bueno, de todas formas, como te
contaba, resulta que esa noche se me había ido un poco la mano y te vi super
tembloroso antes de dormir. La verdad
pensé que te ibas ese día. Entonces
luego que te dormiste, Eustaquio me dijo que podría darte una ayuda apretando
suave tu cuello sin que mis manos quedaran marcadas para el postmortem. – y siguió -, la verdad, en tu sueño era yo
quien te ahorcaba, no una sombra rara ni nada de esas cosas, como te había
dicho. Pero mientras lo hacía, me pegué
el susto mas grande cuando algo me haló el cabello hacia atrás y sentí que me
ahorcaban también. Fue rarísimo que de
verdad me asusté – Tomó algo de jugo –. Entonces
te solté y te despertaste inmediatamente y tuve que contarte esa historia toda
rara. Esa noche que estuvimos en la
cocina sentí una energía como si algo te tratara de proteger, algo que me
atacaba cada vez que intentaba hacerte algo…
-
Espera, espera – La detuve -. Te fuiste fue por miedo a que algo te atacara
porque ese algo me protegía a mi?
-
Lo sé, es raro – dijo – tuve esa sensación y ya,
y por eso me fui e iniciar el plan B. Ya en casa de mi mamá el plan B
funcionaría porque yo sin duda tendría una coartada
-
Entonces crees que algo me esté protegiendo? –
Le pregunté-.
-
No lo sé, si ves? Son ese tipo de cosas que me
molestan de ti, ya no razonas, Lorenzo – me respondió molesta -. No sé que mas cosas viste esa noche, pero créeme
que deliras, y sin la droga que te pongo, en serio.
Richard estaba indudablemente mas
sorprendido que yo. No tenía ni idea de
todos estos sucesos, y creo que lo mejor era que se fuera enterando de todo
esto. Lo miré por un rato y me senté también.
-
No puedo creer todo esto, Jennifer – Le confesé
-.
-
Jennifer si es tu nombre real, verdad? – Se integró
Richard con esa pregunta hacia ella -.
-
Jajaja claro que sí – le respondió Jennifer -,
tampoco soy tan falsa.
-
Ven, – la interrumpí al recordar otro suceso - y
recuerdas que una noche me llevaste al hospital porque me viste sofocado
buscando aire? Qué paso ese día? También me estabas ahorcando y luego me
llevaste al hospital? No lo entiendo, si me querías matar, porqué no dejarme
morir esa noche y ya? Para qué llevarme al hospital? – La cuestioné de nuevo -.
Ella bien cómoda en su silla respondió:
-
Pues mira que si había veces que se te notaba que
el aire se te iba – agregó -, resulta que ese día te llevé al hospital porque
según Eustaquio no era bueno que te murieras así no mas, había que construir un
historial y generar pruebas donde se viera que yo estaba de tu lado tratando de
ayudarte con cualquier problema de salud tuyo.
Así todos iban a saber que siempre estuve contigo y jamás iban a cuestionarme
cuando llegara el momento, ves, tenía que probarlo – finalizó con voz fría-.
-
Increíble esto – repliqué -, algo mas que me
quieras contar? Richard, sé que también tienes dudas, te gustaría preguntar
algo? – lo traté de incluir en la conversación -.
-
Pues, solo algo – dijo Richard -, mi niña tiene
algo que ver con esto? Espero que no me la hayan incluido en sus planes
macabros – se manifestó preocupado Richard -.
-
No te afanes, Richard – le respondió Jennifer -,
tu niña es un amor y jamás le haría algo, pero sabes, esa niña tiene algo
especial, es como si viera algo, ese día de las cartas me asusté mucho y pensé
que de verdad había un niño en la casa, será que es eso lo que te protege de mi,
Lorenzo? Jajaja – me preguntó de forma sarcástica -.
-
Pues sabes que no creo que esté muy lejos de la
realidad? – le respondí – Para mí, lo que dijo la angelóloga es completamente
cierto, tal vez, la única verdad en todo esto, creo que hay una persona muy parecida
a mi, con barba que está siempre a mi costado derecho protegiéndome como un ángel
de la guarda, yo lo he visto en carne propia en video, lo ví persiguiendo a tu
Eustaquio, te lo juro. Además, lo que la
angelóloga dijo de haber visto a una mujer atacándome espiritualmente,
evidentemente ahora comprendo que eras tú, hum! como son las cosas, todo lo que
dijo fue cierto y yo no le había creído gracias a ti.
Jennifer había terminado su jugo,
y muy relajada, cruzando la pierna como si fuera la jefa en una oficina comenzó
a reír.
-
Ay de por
Dios, quien sabe, no? Esas son unas estafadoras – dijo ella –, pero si, Eustaquio
si me contó ese día en el teléfono lo que había pasado con esa sombra el día de
tu cumpleaños, por cierto, feliz cumpleaños, no te lo había dicho en persona.
Pero qué mujer esta, me estaba empezando
a confundir en mis emociones y no podía dejar que lo hiciera, pero dejé que
siguiera.
-
Mira, sabes que ese pastel te lo hice yo,
verdad? – preguntó -.
-
Claro que si – le repliqué -.
-
Pues bien, ese pastel tenía su dosis normal con
una mezcla adicional de otra sustancia, ese iba a ser el día que todo debía
acabar. El día del fin – me miró a los
ojos -. Ese día debiste tener la noche
mas pesada de tu vida y la idea era con esa dosis ya quedaras, pero si llamabas
al número de la tarjeta o a mí, era porque habrías sobrevivido y seguirías
turuleto. Si me llamabas, yo te conectaría
con Eustaquio para que te socorriera, pero si lo llamabas directamente a él, él
ya estaba pendiente. Porque? Porque ese
iba a ser el día, como te digo, además él es médico y cuando todo hubiese
acabado, hubiera quedado la evidencia que trataste de llamar a un médico y Eustaquio
hubiese llegado a tu socorro con su hermano a tratar de salvarte, pero hubiese
sido ya tarde y no habrían podido hacer nada.
-
Por eso me dejaste el número de él en la
tarjeta, verdad? No crees que hubiese sido un error dejarme el número de tu
amante en una tarjeta? Sería una prueba para la policía y los hubiesen pillado –
Le indiqué -.
-
A ver, te digo que él es médico, – respondió -, además
nadie encontraría conexión sentimental entre él y yo, y las cosas debían ser
así para asegurarnos de que todo fuera como lo planeado, ellos debían culminar
el trabajo en caso que la droga lo no hubiese hecho, me hago entender? Te
darían el golpe final y luego ellos mismos llamarían a la policía, limpiarían
cualquier evidencia diferente a un caso de apoyo médico y todo hubiese
funcionado de maravilla. Ellos darían su
parte medico a la policía, probablemente me hubiesen cuestionado y yo tenía mi coartada
con mi mamá y el tema hubiese terminado fácilmente, me entiendes?
-
Pero las cosas no salieron como pensaron, no? –
continué -.
-
Claro que no, obviamente – respondió molesta -,
resulta que ese tonto salió despavorido de la casa y me llamó al teléfono, era
algo que no debía suceder porque iba a quedar la evidencia de comunicación entre
nosotros y además tu amiguito Richard estaba en la puerta observándolos – y le
asentó a Richard una mirada de odio -, claro que las cosas no salieron como
pensamos, así que hablamos que lo mejor era llevarte a su casa, recuperarte y
hacer la labor como si realmente hubiesen prestado su ayuda, llenarte de suero
y confirmar el tema del exorcismo contigo y el plan B continuaría inclusive
mejor pero para otro día.
-
No te lo puedo creer – le repliqué – Y no les
quedaba mas simple matarme ese día y ya? Sin meterse en tanto lío?
-
Te digo que ya los habían visto, había testigos
y pruebas, hubiese sido lo mas torpe que alguien podía hacer, además si fuese
una muerte trágica no habría seguro, ves? – me comunicó - Además, recuerdas que
fui yo quien encontró esta casa? Pues esta casa queda mas cerca a la casa de
Eustaquio, por eso nos mudamos acá, para que yo quedara mas cerca a él y el
plan fuese mas fácil de ejecutar.
-
Entiendo – seguí -.
En ese momento se escuchó un
carro aparcar afuera de la casa de Richard.
-
Pues bueno, - dijo con voz de despedida -, no sé,
ustedes de verdad creen que soy tan tonta de contarles todo esto y no estar precavida?
Se metió la mano al bolsillo y
sacó su celular.
-
Mira Lorenzo Ch. Karaage Don - me señaló -, ahorita,
cuando tu amiguito Richard se metió en la cocina a servirme jugo, yo me di cuenta
que algo andaba como raro así que puse mi teléfono marcando a Eustaquio, todo esto
si se me hacía raro y mira que si, así que Eustaquio y su hermano venían en
camino y ahora ya deben estar ahí afuera – nos amenazó -.
-
Cómo? – nos levantamos de la silla con Richard
-.
Richard se asomó a la ventana tremendamente
nervioso.
-
Tranquila Jennifer jajaja es la policía la que ya
está acá – dijo Richard con mas calma al ver que el carro que recién se había parqueado
era el de la policía -, tu amigo Eustaquio va a llegar tarde a la fiesta.
Me asomé entonces a la ventana y
Jennifer hizo lo mismo. Ahora si estaba
nerviosa.
-
Igual amigos – nos dijo -, no pueden probar
nada, va a ser su voz contra la mía y sé que Eustaquio tiene algo planeado para
esto y me va a sacar – Se manifestó Jennifer al final -.
Entonces llegaron los oficiales a
la puerta y Richard les dio ingreso.
Realmente, parecía una situación muy tranquila, como de camaradas. Sin embargo, mientras Richard hablaba con los
oficiales, metí la mano en mi bolsillo para cerciorarme que la grabadora
hubiera tomado todo. Estaba encendida
aún. En mi movimiento, noté que Jennifer
me había lanzado fugazmente una mirada curiosa buscando que yo no la advirtiera,
pero su cara de asombro fue difícil de disimular. Comprendió que había estado siendo grabada y
ya nada podría hacer para defenderse. Estaba
acabada. Además, estaban las cámaras de
seguridad de Richard que habían tomado todo y se iban a empalmar en las pruebas
con las grabaciones de voz.
Le entregué la grabadora de voz a
uno de los oficiales quien sin mediar reprodujo parte de la cinta. Las voces quedaron grabadas fuerte y claro. Todo estaba allí, no había lugar a dudas y
brinqué de felicidad. En ese instante
escuchamos un auto aparcar afuera de mi casa, eran Eustaquio y su hermano con intenciones
de finalizar el infausto trabajo. Por
suerte, habían llegado tarde. Sin
embargo, ellos repararon en el carro de policía que estaba aparcado en la casa
de Richard, encendieron de nuevo el auto y derraparon para emprender la huida. Los oficiales llamaron por radio a sus
compañeros para abrir persecución al vehículo de Eustaquio. Era el fin para Jennifer y su amante y su
hermano. Muy triste y muy decepcionante.
En ese mismo instante, bajo la
evidencia, tomaron de los brazos a Jennifer llevándola lentamente para cuestionamiento
en la comisaría, iba a recordar esa última mirada en su rostro por siempre y le
iba a meter todo el peso de la ley. Me
había traicionado vilmente de toda forma posible, pero gracias a Richard y su
niña había logrado desenmascarar ese plan macabro que por poco succiona mi vida. Nunca comprendí en qué momento ese amor que
alguna vez hubo se transformó en odio y muerte.
Fui con Richard a comisaría también, y allí contactamos un abogado para
que manejara nuestras declaraciones en la policía. Finalmente, todo había terminado.
Luego de todo esto, decidí hacer
cambios en mi vida y me mudé lo mas pronto posible a una ubicación que no revelaré. Ya han pasado meses desde el inicio de esta
historia y ahora vivo con mayor tranquilidad, aunque sin recuperar del todo una
salud plena debido al inmenso daño físico, neuronal y psicológico que me
causaron. Jennifer recibió casa por cárcel en una
condena muy torpe de apenas 2 años. De
Eustaquio y su hermano apenas logramos poner una condena de un par de meses y
luego salieron libres con el pago de una fianza. Vaya tristeza este sistema judicial. De Richard y su familia de vez en cuando nos
wassapeaamos, compartimos memes y recordamos ciertas historias.
No hay duda que existe una fuerza
sobrenatural, si bien mas mansa del nivel descrito en las teorías teístas tomasinas,
creo mas en la realidad de esa fuerza casi tangible de aquellos videos, esa que me ha
impulsado a continuar viviendo. Sin esta
fuerza, pocas ganas tendría de continuar y espero encontrar pronto una razón todavía
mas fuerte. Además, estoy seguro que Jennifer
hubiera logrado su cometido, por lo que confío que esta energía siga aún en pie
majestuosa a mi costado derecho y que no tenga que volver a combatir por mí. Por lo demás, acá seguiré andando vagamente
por este mundo.